La multipropiedad o contratos de régimen compartido, un régimen a caballo entre alquilar un apartamento turístico y pernoctar en un hotel que se introdujo en España a finales de los años setenta, atraviesa un pésimo momento. Esta modalidad, por la cual uno se convierte en dueño de una suerte de apartahotel durante un lapso concreto y a lo largo de varios años, ha sufrido un varapalo tras otro desde enero de 2015 hasta hoy ante el Tribunal Supremo. Y las empresas del sector, muchas de ellas radicadas en paraísos fiscales e implantadas en la costa turística, van a pagar las consecuencias.
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